
Noah y Jude son hermanos gemelos, ellos eran como la uña y mugre: inseparables. Noah es un chico tímido, le encantada el arte sobretodo dibujar y prefiere quedarse al margen de cualquier situación. Mientras que Jude es una chica alocada, extrovertida a más no poder, suele conversar con todos, ir de fiesta y vivir la vida. Sin embargo, algo ha pasado entre estos hermanos, ya ni se dirigen la palabra y parece que han intercambio sus personalidades. ¿Qué ha pasado?
Esa es la trama de inicio de Te daría el mundo, de Jandy Nelson. Veremos los puntos de vista de cada uno de los personajes principales pero en diferentes temporadas de tiempo, en el caso de Noah será en pasado con 13 años mientras que en Jude será el presente con 16 años. Es así que podemos ir viendo todo lo que ha pasado entre ellos, el conflicto que los llevo a separarse. Con la perspectiva de ambos podemos ver un antes y después de lo que va a suceder.
La forma en que el autor ha decido contarnos la historia ha sido un gran acierto, ya que la versión de cada uno perite vivir cada sentimiento, reacción y motivación de los personajes, poniendo a prueba nuestra imaginación el drama del que está viviendo la familia.
Jandy Nelson es un autor que ha sabido manejar los sentimientos que rondan a los personajes, fluyendo una historia con naturalidad y sin presiones. Nos muestra escenas normales mientras que hay otras cargadas de emociones. Eso nos hace conectar con los personajes, nos hace sentir sus temores o felicidad que quizás sin vivirlo nos permite tener una idea de cómo se siente. Además, que no cae en las situaciones cliché que podrían darse en cualquier familia.
Te daría el mundo, de Jandy Nelson es una montaña rusa de emociones, desde los celos y el odio hasta la tristeza y soledad. Pero uno de las emociones que más destaca es el amor filial, amor sincero, amor al arte. Si tienes hermanos rápidamente podrás conectar, ese sentimiento de dos hermanos separados sacudidos por la vida.